La semana que viene...es muy cortita, ¡¡sólo tenemos clase 3 días!! pero disfrutaremos mucho de las lecturas para empezar el día. Se han convertido en algo necesario, parece que nos falta algo si no las leemos, es una sensación muy agradable..."que la lectura se convierta en algo necesario"...mmmm ¡qué bien suena!
Aquí os las dejamos, menos mal que son larguitas...que cuando son cortas, nos quedamos con ganas de más.
Semana
del 29 al 31 de Octubre
LUNES
El brillante vuelo
del pájaro albal
Ayer, un extraño pájaro recuperó
su libertad.Tal vez se cansó del olor de la media cebolla que envolvía, tal vez del frío y
la humedad de la nevera... El caso es que voló, y la misma ráfaga de viento que
lo arrebató de la encimera de mi cocina cerró la ventana tras él.
Así que ahí me quedé yo, sin saber muy bien qué hacer y llorando a lágrima viva, no sé si a causa de la emoción o porque estaba picando cebolla.
El pajarraco planeó unos instantes ante el cristal y luego se alejó agitando sus pliegues plateados y despidiendo destellos metálicos.
Así que ahí me quedé yo, sin saber muy bien qué hacer y llorando a lágrima viva, no sé si a causa de la emoción o porque estaba picando cebolla.
El pajarraco planeó unos instantes ante el cristal y luego se alejó agitando sus pliegues plateados y despidiendo destellos metálicos.
Trato de imaginar dónde estará ahora.
Seguramente subió a lo alto del cielo para comprobar si las nubes eran masas de vapor acuoso suspendido en la atmósfera, o enormes torundas de algodón. Luego, seguiría la estela de un avión o se mezclaría con una bandada de aves migratorias.
Viajaría agitando sus improvisadas alas, reflejando el sol y enviando mensajes cifrados en el código universal de espejos. Desde la tierra, se le confundiría con un ovni o un satélite artificial...
Pero el pájaro albal es un animal dócil y hogareño y la nostalgia siempre le puede. Por eso, quizás ahora esté arrugándose y crujiendo frente a la ventana para que le permitas anidar en tu congelador.
NOTA: Lo que se me escapó volando fue un trozo de film transparente, pero el papel albal ofrecía muchas más posibilidades.
Seguramente subió a lo alto del cielo para comprobar si las nubes eran masas de vapor acuoso suspendido en la atmósfera, o enormes torundas de algodón. Luego, seguiría la estela de un avión o se mezclaría con una bandada de aves migratorias.
Viajaría agitando sus improvisadas alas, reflejando el sol y enviando mensajes cifrados en el código universal de espejos. Desde la tierra, se le confundiría con un ovni o un satélite artificial...
Pero el pájaro albal es un animal dócil y hogareño y la nostalgia siempre le puede. Por eso, quizás ahora esté arrugándose y crujiendo frente a la ventana para que le permitas anidar en tu congelador.
NOTA: Lo que se me escapó volando fue un trozo de film transparente, pero el papel albal ofrecía muchas más posibilidades.
MARTES
Había una vez un cuento cortito, de aspecto
chiquito, letras pequeñitas y pocas palabritas. Era tan poca cosa que apenas
nadie reparaba en él, sintiéndose triste y olvidado. Llegó incluso a envidiar a
los cuentos mayores, esos que siempre que había una oportunidad eran elegidos
primero. Pero un día, un viejo y perezoso periodista encontró un huequito entre
sus escritos, y buscando cómo llenarlo sólo encontró aquel cuentito. A
regañadientes, lo incluyó entre sus palabras, y al día siguiente el cuentito se
leyó en mil lugares. Era tan cortito, que siempre había tiempo para contarlo, y
en sólo unos pocos días, el mundo entero conocía su historia. Una sencilla
historia que hablaba de que da igual ser grande o pequeño, gordo o flaco,
rápido o lento, porque precisamente de aquello que nos hace especiales surgirá
nuestra gran oportunidad.
MIÉRCOLES
La montaña de la paz
¿Te imaginas el placer
de tirarte por una montaña llena de césped bajando a toda velocidad sobre una
tablilla de madera? Bueno, pues esto es una práctica muy común entre los chicos
de Berlín, en Alemania. Por eso, muchos niños berlineses se pasan el día
buscando, por todas partes, buenos tablones de madera, lo más fino y ligeros
posible.
Las personas mayores, cuando les ven bajar, los miran con una cierta envidia y un poco de tristeza; porque ellos, de pequeños, nunca pudieron bajar por allí, simplemente porque hace años esa montaña no existía. La llaman la Montaña de la Paz, aunque su nombre real es la Montaña de los Escombros. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Berlín estaba destrozada y sus edificios derribados. Los alemanes comenzaron a reconstruir la ciudad y los ladrillos y cascotes se fueron acumulando en un montón. Montón que se hizo tan grande que al final se convirtió en una montaña.
Sobre la nueva montaña, llovió, se juntó la tierra y creció la hierba, y ahora, muchos años después, lo que era el símbolo de la destrucción y la guerra, es hoy un sitio para que disfrute la gente.
Por eso, ¿no te parece mejor llamarla "Montaña de la Paz", que no "Montaña de Escombros"?
Las personas mayores, cuando les ven bajar, los miran con una cierta envidia y un poco de tristeza; porque ellos, de pequeños, nunca pudieron bajar por allí, simplemente porque hace años esa montaña no existía. La llaman la Montaña de la Paz, aunque su nombre real es la Montaña de los Escombros. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Berlín estaba destrozada y sus edificios derribados. Los alemanes comenzaron a reconstruir la ciudad y los ladrillos y cascotes se fueron acumulando en un montón. Montón que se hizo tan grande que al final se convirtió en una montaña.
Sobre la nueva montaña, llovió, se juntó la tierra y creció la hierba, y ahora, muchos años después, lo que era el símbolo de la destrucción y la guerra, es hoy un sitio para que disfrute la gente.
Por eso, ¿no te parece mejor llamarla "Montaña de la Paz", que no "Montaña de Escombros"?
Jueves y viernes no hay clase, tenemos el puente "de Todos los santos".
0 comentarios:
Publicar un comentario